Mostrándole a mami los placeres de su cuerpo

Todo fue diferente después del gran cambio, la mayoría del mundo termino en cuerpos diferentes yo por ejemplo terminé en el cuerpo de mi madre...

El día del gran cambio me encontraba con mi mama caminando por la plaza, ninguno de nosotros esperaba intercambiar nuestros cuerpos, el término siendo Enrique un adolescente de 15 y yo me convertí en Carmen, una mujer de 43 años, maestra y madre soltera.
Si ser tu propia madre es raro, escuchar su voz, verla cada mañana en el espejo... Sentir lo suave de su piel... Para otros en mi misma situación fue difícil, pero no para mi, yo empecé a enamorarme de el cuerpo de mi madre, de MI cuerpo. Quizá de no haberme convertido en mi propia madre no hubiera podido apreciar lo rica que puede ser una mujer de su edad. Mis suaves tetas de madre, mis caderas, mi culo, mi panocha, mi cara reflejada en el espejo al tocarme. El simple hecho de verme me excita, ducharse se vuelve una aventura de horas, no entiendo cómo mi madre nunca se consiguió un hombre, si no lo hizo es por qué no quiso la pendeja, pero yo no seré como ella.

Creo que últimamente mi "hijo" a notado al igual que yo los encantos del cuerpo de su madre, me fascina aprovecharme de él y provocarlo con mi cuerpo, el ver a mi niño calentarse con su madre es demasiado placentero para una mujer como yo. ¿Que podría hacer el? ¿Castigar a su madre?. Solo por que puedo, por que tengo control de el suelo pasar mi mano sobre su paquete solo para sentir su verga endurecerse con el suave tacto de mami. Es divertido verlo llorar por no poder controlar su nuevo cuerpo, sus hormonas, si solo aceptará su nuevo género y sucumbiera ante el placer todo sería más divertido... Es por eso que hoy lo decidí, quiero aceptar por completo mi nuevo ser, mi vida como madre y mujer, mi sexualidad y mi lujuria. Hoy haré que mi hijo se convierta en hombre al cogerme, al romperme y destrozarme con esa verga que yo engendre. Al volverme madre de nuevo.
Envío este video invitando a mi hijo a cogerme, a romperme, a cogerme tan duro que mis piernas tiemblen al caminar, provocandolo con esto que es tan suyo, esto que tanto le pertenece, esto que es su derecho de nacimiento.